Editar un libro
Una conversación con Soledad Urquia, editora de Chai
En 1999 yo era un bebé. Ese mismo año Fernanda Laguna y Cecilia Pavón fundaban Belleza y Felicidad, un espacio de arte en Buenos Aires que invitaba a la gente a exponer cualquier obra que puedas imaginar, desde artesanía hasta pegatinas y objetos de toda clase. El salón, las habitaciones, el subsuelo y el patio se utilizaban para organizar recitales, performances y exposiciones que reunían a diferentes generaciones de artistas en una misma comunidad, influenciada por la contracultura del periodo posdictadura que se basaba en la filosofía del do it yourself. Belleza y Felicidad también funcionó como editorial y librería, y las fotocopiadoras servían para crear pequeños artefactos que luego vendían a precios bajísimos en un contexto de crisis económica y cultural. Este proyecto vive rent free en mi mente desde hace tiempo porque consiguió construir una comunidad artística con pocos recursos y accesible para todas. ¿Cómo se hace un libro? Y la pregunta que más me hago: ¿cómo se hace un libro sin dinero? Será que en este momento en el que no tengo trabajo ni ingresos solo me interesa hacer cosas de forma colectiva y barata como alternativa. Cuando era pequeña el regalo que más ilusión le hacía a mi madre era un dibujo hecho a mano que había costado muy poco dinero, ¿por qué no trasladar ese espíritu a las cosas que hago ahora?
Esta mañana me puse a mirar las estanterías de mi casa y me dio por coger El Libro de Gila (Blackie Books), bellamente editado por Jorge de Cascante, que para mí es el mejor en lo suyo. Últimamente pienso más en el proceso de editar que en el de escribir, al contrario del sentimiento general. Como tengo esta obsesión, quiero saber todo sobre quien edita libros, así que pensé que la mejor manera de saber más era entrevistando a una editora. Desde 2019, Soledad Urquia y Santiago La Rosa seleccionan los textos que forman parte del catálogo de Chai Editora, editan una versión de los libros para el mercado editorial español y otra para el argentino, cuidan el diseño de las cubiertas, llevan las redes sociales y, sobre todo, leen.
¿Cómo surge Chai Editora?
Chai Editora nace a partir del interés que tenemos, y siempre tuvimos, Santiago La Rosa y yo por la lectura. Siento que fue como profesionalizar esto que a uno le pasa cuando lee un libro que le gusta mucho y quiere compartirlo con el mundo. Chai parte de esa idea de compartir textos que nos interpelan, nos conmueven, nos hacen pensar algo distinto, que abren un diálogo a temas que nos parece que está bueno que se abra. Y, además, siempre leímos mucho. Leímos argentinos y latinoamericanos y españoles, pero, sobre todo, leímos bastante traducción de narrativa. Nosotros somos de Argentina y sentíamos que no había una editorial que publicara exclusivamente traducción de narrativa contemporánea. Es algo que nos interesa particularmente. Nos interesa la traducción, la idea de traducción y cómo se piensa eso.
¿Cuál es la situación de la edición independiente en Argentina?
La edición independiente acá en Argentina siempre fue algo bastante fuerte y potente a pesar de las diferentes crisis en todos los niveles que cada tanto aparecen. Es algo que sigue sobreviviendo. Cuando uno piensa una editorial desde ese lugar, piensa un catálogo no solo desde el potencial comercial que puedan tener algunos libros, sino desde otro lado. Ahora es un momento particularmente difícil. Hace poco fue la Feria de Editores Independientes, que es un evento muy lindo y muy importante, y lo que nos pasa es que todos los años, desde que nosotros tenemos la editorial, sucede algo y siempre hay temor antes de que empiece porque piensas en la situación de la gente y en la crisis, y la realidad es que siempre hay dos cuadras de cola y gente entrando, está todo lleno, se venden un montón de libros, sigue habiendo mucho interés y siento que también hay mucho apoyo de los lectores y las lectoras a este tipo de proyectos más allá de lo que pase en el contexto que, bueno, puede ser más o menos desafiante dependiendo del momento.

¿Cómo es el proceso de edición?
El proceso de editar un libro para nosotros es encontrar primero los libros que queremos publicar. Nosotros no publicamos tanto, publicamos ocho libros al año, más o menos. Elegimos muy bien los libros, y sentimos que un libro bien elegido, o lo que nosotros consideramos bien elegido, después se puede defender, eventualmente va a encontrar su camino, si bien pueden pasar cosas en el medio y puede haber otros errores de edición. Pero es algo que se puede defender y que siempre va a estar bien. Un libro que no nos entusiasma es irremontable, no se puede defender, o al menos nosotros no sabemos cómo hacerlo. Lo principal y lo primero es elegir bien los libros. Santiago busca mucho, siempre está mirando y leyendo. También nos fijamos en los catálogos que nos llegan de las diferentes agencias y a partir de eso hacemos una selección, pero principalmente leemos, sobre todo él. Cuando es un libro de cuentos también se suma Federico Falco, que es quien dirige nuestra colección de cuentos.
¿Cuál es tu rutina como editora?
La rutina depende, porque como Santiago y yo abarcamos casi todas las tareas vinculadas al libro, en general empiezo el día escribiendo correos, una parte del trabajo es la gestión. Hacemos toda la parte de prensa, también llevamos las redes, entonces, bueno, de repente estoy trabajando en un Drive y armo un posteo y después vuelvo a trabajar en el Drive. Nosotros trabajamos en nuestra casa, vivimos en un lugar bastante aislado en las montañas, y por momentos siento que es un trabajo muy entremezclado con la vida también, de repente estoy cocinando con Santi y estamos hablando acerca de la editorial, del catálogo del año que viene, la prensa, el precio de los libros. Hay algo ahí que es transversal a la vida.

Editas y también escribes. ¿Qué relación existe?
Yo siento que soy sobre todo lectora, es una constante en mi vida desde muy pequeña. A partir de esas ganas y ese interés y ese entusiasmo por leer surgió tanto la escritura, de forma casi accidental, como la posibilidad de editar libros. Y la verdad es que siento que es un privilegio poder trabajar de esto. A mí personalmente me gusta mucho pensar un libro, pensar las palabras, pensar si una frase puede funcionar mejor de otra forma. Entiendo que es algo menor en el contexto del mundo, pero a mí me parece un trabajo muy lindo que de alguna forma siempre alimenta la escritura. Yo creo que todas las lecturas que uno hace, incluso sin que lo notemos, generan material para escribir, y siento que es imposible escribir sin leer. Cuando uno edita un libro lee con tanta atención que eso nutre la escritura.
¿Cómo se concibe desde Chai la figura de las traductoras?
Los traductores y traductoras son una parte fundamental del libro, yo pienso que una mala traducción puede arruinar totalmente un libro y una buena traducción puede potenciarlo. Es muy loco eso.
¿Cómo ha afectado el contexto político en Argentina a las decisiones editoriales de los últimos años?
El contexto político es muy triste a muchos niveles, pero la situación en el mundo editorial es tratar de seguir adelante, más allá de la situación. En comparación con España es más precario, uno nunca sabe qué va a pasar, si bien ahora es un momento particularmente complejo, ya hemos atravesado otras crisis y demás. La idea es seguir.
¿Qué títulos llegarán próximamente?
Lo que se viene en el catálogo, ya en octubre, es un libro que nos encanta, de Yiyun Li. El libro es tremendo, se llama En la naturaleza las cosas crecen, y ella habla de una manera muy lúcida, sin golpes bajos, acerca del suicidio de sus dos hijos. Es un libro muy duro pero por alguna razón se puede leer bien. Después, en noviembre, tenemos una novela de Weike Wang titulada Casa de alquiler. Es una novela muy divertida y muy ingeniosa sobre una pareja y los padres de ambos, que toca un punto muy profundo de cómo nos vinculamos y cómo tratamos de armar una familia de la forma que sea. Para el año que viene ya tenemos casi listo un libro de Fumiko Enchi, que se titula Máscaras femeninas, y después tenemos un nuevo libro de Celia Paul y otro de Benjamin Markovits, así que esperamos que gane el Booker.
Hasta la próxima carta,
Alba


Me ha gustado mucho, me ha encantado fantasear con un lugar donde cualquiera puede exponer su arte, además de ofrecerte herramientas para crearlo.
La entrevista intensa y emocionante, me inspira a hacer algo que me guste, aunque cueste, aunque no sea fácil.