Desde que los vecinos del edificio de al lado quitaron la lona que cubría la piscina me paso las tardes escuchando el ruido de los niños tirándose al agua. Gritan y ríen y me contagian su felicidad mientras yo estoy en el escritorio de mi habitación. Encontrarme con la espontaneidad de un niño que corre hacia la carretera sin escuchar los gritos de su madre o ver un renacuajo en el estanque son cosas que me recuerdan que no estoy sola. Cerca de esas criaturas soy menos cínica, menos negativa, menos cruel. Me gustaría contarles historias a los niños. He pensado mucho en eso los últimos meses, pero me da un poco de miedo. En Casi de verdad. Cuentos para niños1, el hijo de Clarice Lispector cita una frase desafiante que le lanzó de pequeño a su madre, convirtiéndola en la mejor escritora de cuentos infantiles que yo haya leído jamás: «Escribes para tantas personas. ¿Por qué no escribes para mí?».
¿Es más difícil para usted dirigirse al adulto o al niño?
Cuando me dirijo al niño, es fácil porque soy muy maternal. Cuando me dirijo al adulto, en realidad me estoy dirigiendo a lo más secreto de mí misma.
¿El adulto es siempre solitario?
El adulto es triste y solitario.
¿Y el niño?
El niño tiene la fantasía en libertad.
—Fragmento de una entrevista a Clarice Lispector
Con cariño,
Alba
Editado por Siruela y traducido por Mercedes Pineda.
alba decidiste ser ahora mismo la más linda y apaciguar esta noche de domingo en la que la ropa está tendida y el corazón ahora tan calentito!!!
alba decidiste ser ahora mismo la más linda y apaciguar esta noche de domingo en la que la ropa está tendida y el corazón ahora tan calentito!!!